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El camino de la abstracción
Francisco Calvo Serraller
Diario “El País” Madrid, 5 de diciembre de 1981.
 
Alberto Solsona
Galería Egam.
Villanueva, 29. Madrid.
Jorge Abot: pinturas y papeles
Galería Alençon. Villanueva, 21. Madrid.
Hasta el 15 de diciembre.
 
Sobre el fondo común de la abstracción, he aquí dos historias pictóricas singulares con una fuerte vocación de estilo. Leonardo aconsejaba sacar provecho de las calidades un muro engastado como el motivo más excitante para un pintor de paisaje, y yo recuerdo este célebre consejo cada vez que veo los afanes de maestría de los artistas no figurativos, empeñados en dominar una materia mediante el juego sutil de la evocación y la atmósfera. En este camino, cada uno por su cuenta, pero con firmeza, están el catalán Alberto Solsona y el argentino Jorge Abot.

Del primero de los citados, nacido en Barcelona en el año 1947 y formado en la célebre Escuela Masana, hemos podido seguir bien su trayectoria en Madrid, pues aquí realizó su primera exposición individual en 1967 y desde entonces no ha dejado de venir cada dos años. Esta perspectiva nos ha permitido apreciar siempre sus excelentes dotes pictóricas, pero creo que actualmente Solsona se halla en un momento muy importante de su evolución. Y es que, siendo un artista que ha huido de la precipitación y que siempre cuidó mucho la construcción de sus cuadros, ahora, sin olvidar esa sabia prudencia, parece dotado de una mayor libertad y soltura.

En todo caso, desde mi punto de vista, lo más interesante y significativo de la obra actual es el perfecto equilibrio entre la calidad, muy compleja y trabajada, de las preparaciones y la frescura intensa de la escritura cromática, llena de pasión vibrante.

Jorge Abot (Buenos Aires, 1941) es un pintor lleno de refinamiento y oficio. De estirpe oriental, nos envuelve en una atmósfera densa, profunda, misteriosa, cuya honda espesura se remata finalmente, como en un celaje que se evapora, con un juego poético de transparencias y veladuras. Pero, junto a estas atmósferas cromáticas, muy oriental es también el rasgueo caligráfico, que puede quedarse en la huella aislada y rotunda de la inscripción de un signo o desarrollarse en una lacería barroca que invade arrolladoramente la superficie del lienzo.

En la muestra que presenta en Alençon, Jorge Abot mezcla cuadros elegantes y sobrios de color con otros atrevidos y exultantes, pero nunca descompone la hermosura natural, el excelente buen gusto, el sentido poético. Además de en las telas, lo podemos comprobar en la abundante y riquísima obra sobre papel, en la que da una lección de sensibilidad, talento fácil y soltura. Es como si se condensara en una exposición el lado agradable y reposado de la belleza.