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Filosofía Zen en la obra de Jorge Abot
Laura Feinsilber
Ambito Financiero. Buenos Aires, 4 de octubre de 2001.
 
Varias de las obras que Jorge Abot (1941) expone actualmente llevan por título “Haiku del sol y la sombra”, “Haiku para viejas banderas”, “Haiku para el rojo y el negro”.Las contadas palabras de un Haiku (breves poemas característicos de la literatura zen) dicen siempre mucho menos que el silencio que las rodea o penetra.
Así ocurre con sus obras recientes, que han adquirido tal densidad que creemos hace falta convertirse en un individuo zen para captarlas en toda su dimensión. No por herméticas, todo lo contrario, ya que son una puerta abierta a esta filosofía.
Zen es una palabra originada en dhyana, del sánscrito y que, según diferentes versiones en japonés, significa “meditación que ilumina” o “contemplación”. La sala donde se exhiben se ha convertido en un lugar propicio para ambas introspecciones. Y la materia, esencia de su repertorio pictórico, propone una respuesta tanto táctil como visual.

Inefable
La obra de Abot no puede describirse; es un cúmulo de materia inerte que de pronto se vuelve viva, aparecen opuestos como el brillo o la opacidad; los grafismos, a veces muy marcados, surgen de las capas de una superficie emocionalmente cargada, erosionada, pero imborrable. Obra sin tiempo que se metamorfosea en su devenir. Color luminoso que oscila entre los negros, ocres, toques de rojo o azul intenso, un siena evocativo de culturas mediterráneas.
En momentos tan significativos en los que hay que detenerse a pensar y reflexionar, es importante recuperar la fe en el arte y, para Abot, el arte es una fe.
Centro Cultural Recoleta. Sala C. Clausura el 19 de octubre.